martes, 26 de enero de 2010
Humo
- ¿Te has fijado en las formas caprichosas que toma el humo de un cigarro?
- Si, son curiosas. - respondió ella soplando al humo que se expandió alejándose.
- ¿Por qué has soplado?
- ¿Por qué no soplar? - replicó sonriendo.- Me molestaba en los ojos
Él observaba como el humo desaparecía lentamente en silencio.
- Piensa que cuando algo te molesta, puedes soplar, como haces con el humo, para alejarlo y moldearlo. Pero ten en cuenta que al soplar, te arriesgas a que tome otras formas que te gusten menos.- Ella cerró los ojos y suspiro.- Pero has soplado porque te ha dado la gana, así que atente a las consecuencias.
- ¿Y eso que quiere decir?
Ella dio una calada al cigarrillo en silencio.
- Que no dominamos la materia que queremos moldear y las cosas no van a salir como queremos ni como creemos que van a salir.
- ¿Me estás insinuando algo?
- No. Te estoy poniendo un ejemplo de lo que sucede cuando crees dominar la situación y no lo haces.
- ¿Crees que no la domino?
- ¿Acaso tu crees que lo haces? - ella se rio suavemente, expulsando el humo por la nariz.
- Por supuesto. Estoy donde quiero, cuando quiero, como quiero y por qué quiero estar.
- ¡Ah! Entonces, estupendo. No tendrás ningún problema.
Ella resopló suavemente de nuevo, volviendo a variar las formaciones de humo.
- ¿Esas formas se parecen en algo a las anteriores?
- No.
Repitió el gesto.
- ¿Y esas?
- Tampoco - respondió el visiblemente turbado.
Ella apagó la colilla en el cenicero, mirándole.
- Si lo intentas demasiado, aparte de no tener exito, se consume. Y se acabaron tus oportunidades.
- ¿Y a mi cuantas me quedan?
- Depende de la forma que quieras lograr, de la materia que trabajes y de como la trabajes.
- Ya sabes todas las respuestas.
- Y tu ya sabes cual es la que estás buscando.
El sonrió amargamente.
- ¿Siempre eres así?
- Sólo cuando me veo acorralada, y no me queda otra salida.
- ¿Por qué salir? - dijo frunciendo el entrecejo- ¿No te gusta lo que hay?
- No me gusta que me lo impongan. No me gusta que me limiten a no tener opciones.
- Nadie esta limitándote.
- Porque no lo estoy permitiendo. - afirmó tajante mientras se colocaba un cigarrillo en la comisura izquierda de los labios.
- ¿Eso significa que tengo otra oportunidad?
Ella se encogió de hombros.
- ¿Sí o no?
Le sonrió burlona sin decir nada mientras buscaba el mechero.
- Eres odiosa cuando te lo propones.
- Forma parte de mi encanto. - seguidamente se encendió el cigarro.- Y lo sabes...
Él meneó la cabeza suavemente, mientras ella daba una profunda calada.
- Sabes todo. Sólo tienes que actuar.
- Eres demasiado complicada.
- ¿Por qué no soy tan manejable como quieres?
Él le miró en silencio.
- Ya me lo has dicho todo. -le besó suavemente en la mejilla.- Buenas noches.
[Princesa de la Incógnita]
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